A veces no sé cómo explicarlo… cómo decirte sin decir demasiado, cuánto me importa tu existencia. Es como un hilo invisible que se teje en los momentos más simples: cuando me hacés reír con algo tonto, cuando te veo cuidar a quienes querés, o cuando estás en silencio… y aun así llenás todo. Te quiero sin prisa, sin forma exacta, como se quiere lo que no se espera pero se agradece todos los días. Y en este pequeño rincón que hice para vos, hay palabras que no gritan, pero abrazan. Milo —nuestro sabio Rey— lo sabe. Él te mira como yo te miro a veces: con ternura, con paz, como si verte fuera suficiente. Porque hay personas que llegan y hacen del mundo un lugar más suave… y vos sos eso para mí. No necesitás hacer nada extraordinario para ser extraordinaria. Ya lo sos.